Creemos

Creemos que las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento son inspiradas verbalmente por Dios y están libres de error en los escritos originales, y son la autoridad suprema y final para la fe y la vida.

Creemos en un solo Dios, Creador y Sustentador del universo, que existe eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Creemos en la Deidad de Jesucristo, Su nacimiento virginal, su vida sin pecado, Su muerte para pagar el castigo por los pecados de todos, Su resurrección corporal, Su exaltación a la diestra de Dios y Su regreso personal, inminente, pretribulacional y premilenial.

Creemos que todos han pecado y, por lo tanto, son culpables ante Dios y están bajo Su condenación.

Creemos que todos los que por fe reciben a Jesucristo nacen de nuevo del Espíritu Santo, por lo tanto, son hijos de Dios y son salvos eternamente, y que el Espíritu Santo mora dentro de cada creyente para iluminar, guiar y capacitar al creyente en la vida, el testimonio y el servicio. Creemos que Dios contesta las oraciones de su pueblo y satisface sus necesidades de acuerdo con su propósito.

Creemos que Dios da dones espirituales a todos los creyentes para la edificación del cuerpo de Cristo. Sin embargo, los dones del Espíritu de señales milagrosas como los dones de lenguas y sanidad se limitaron a la iglesia primitiva.

Creemos en la resurrección corporal de los justos e injustos, en la bienaventuranza eterna de los salvos en la gloria y en el castigo consciente eterno de los perdidos en el infierno.

Creemos que todos los creyentes están llamados a una vida de separación de todas las prácticas y alianzas mundanas y pecaminosas.

Creemos que, desde el principio con Adán y Eva, Dios ordenó el matrimonio únicamente entre un hombre y una mujer. Toda actividad sexual fuera de esta definición bíblica del matrimonio, incluyendo las prácticas homosexuales, está en contradicción directa con la Palabra de Dios y su intención para la institución del hogar.

Creemos que Dios, de forma maravillosa e inmutable, crea a cada persona como varón o mujer para su gloria. Estos dos géneros distintos y complementarios juntos reflejan la imagen y la naturaleza de Dios, y el rechazo del género biológico propio supone rechazar la voluntad decretada por Dios y su buen plan para la humanidad y el individuo.